Bustamante se desempeñaba hasta ahora como secretario de Relaciones Exteriores de la Cancillería. Tomó ese lugar en octubre del año pasado, todavía bajo la gestión de Diana Mondino.

En ese momento, este diplomático de carrera y reservista del Ejército reemplazó a Leopoldo Sahores y venía de ser cónsul general en Uruguay.

“Es abogado y licenciado en Ciencias Políticas y realizó estudios de posgrado en Seguridad Internacional. Se desempeñó en las embajadas argentinas en Angola y en Pakistán, y su experiencia profesional también incluye la coordinación de asuntos fronterizos y de negociaciones internacionales en temas críticos como terrorismo y crimen organizado transnacional”, lo presentaron cuando llegó a la Cancillería.

El arribo de Bustamante a la cartera de Relaciones Exteriores de la administración de Milei se dio en una época en que se barajaba el ingreso de macristas a las filas de la Casa Rosada.

El puntapié inicial se había dado con el nombramiento de María Tettamanti en la Secretaría de Energía y después ocupó su oficina Bustamante, que había tenido un puesto en el Ministerio de Seguridad durante el gobierno de Macri.

Actualmente, la secretaria general, Karina Milei, tiene un fuerte peso en las decisiones dentro de la Cancillería, que además de los diplomáticos de carrera tiene a un alfil de Santiago Caputo: el secretario de Culto, Nahuel Sotelo.

La partida de Bustamante es la segunda reorganización en lo que va de la semana dentro del Gobierno influenciada por la hermana del Presidente. Ayer lunes se conoció que el jefe de Asesores de Milei, Demian Reidel, dejó su puesto después de que la secretaria general le bajara el pulgar. Esto pese a que se mantendrá al frente de la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina.

En el decreto en el que dieron de baja su participación como consejero presidencial, tanto Milei como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, le agradecieron a Reidel “por los servicios prestados”, al contrario de Bustamante, que no recibió ninguna palabra en ese sentido.